Finalmente llegan a la casa que es un Castillo, donde los estaba aguardando su amigo escritor para el almuerzo.
El anfitrión les afirma y advierte que el espíritu aún vaga por el castillo a medianoche.
Después de la comida, se dedican a explorar el castillo, llegando a la habitación de Ludovico, que atrajo especialmente su atención ya que esta habitación estuvo intacta desde hace siglos.
Después van a la plaza de la aldea y más tarde, tras volver al castillo y cenar, deciden quedarse a pasar la noche.
Se duermen tranquilos en sus habitaciones, pero en la mañana se despierta el marido junto a su mujer en la habitación del fantasma Ludovico, que no era la que les habían asignado la noche anterior.