El término espacio compartido fue acuñado por Ben Hamilton-Baillie en 2003 e introducido y adaptado al español como Calles Compartidas en un manual publicado por dérive lab en 2015.
Esta concepción fue diseñada y promovida por Hans Monderman.
El Espacio compartido es también el nombre de un proyecto europeo (dentro del programa interregional IIIB-MAR-DEL-NORTE) que desarrolla la nueva política y métodos para el diseño de espacios públicos.
La seguridad, la congestión, la vitalidad económica puede ser solucionadas si las calles y otros espacios públicos son diseñados y gestionados para permitir que tráfico se integre con las actividades humanas, no segregando el tráfico de las personas.
El tráfico de los usuarios se hace fluido y está motivado por las interacciones naturales humanas y no según una regulación naturalmente humana.