Es el único escudo estatal solicitado expresamente por autoridades locales al monarca español en la época colonial.
Sus elementos intrínsecos narran un relato complejo que abarca desde las civilizaciones precolombinas hasta la época colonial y la era contemporánea.
En este contexto, el escudo no solo actúa como un distintivo heráldico, sino también como un vínculo emocional que conecta a los tlaxcaltecas con su pasado ancestral y proyecta su identidad hacia el futuro.
El documento fue escrito en pergamino formato doble folio, en el que destaca un minucioso trabajo de miniatura.
La orla de argén (bordura en lenguaje heráldico) representa la fe católica, que los tlaxcaltecas habrían abrazado sin oposición.