En 1969, C. Keith Conners diseñó dos escalas para evaluar el efecto que el tratamiento farmacológico tenía en la conducta de niños hiperactivos.
Sin embargo, con el paso del tiempo, su utilidad se extendería al proceso de evaluación anterior al tratamiento.
De este modo, se han convertido en clásico para la detección de la presencia de TDAH, al ser uno de los instrumentos que mejor describen las conductas prototípicas del niño hiperactivo.
[1] Las escalas de Conners cuentan con dos versiones: la original y la abreviada (tanto para padres como para profesores).
La correlación media entre la información proveniente de padres y profesores se sitúa entre 0,30 y 0,50 .