La explosión fue acompañada por intensas tormentas eléctricas, lluvias torrenciales y un enorme volumen de material volcánico arrojado desde el interior de la tierra hacia la atmósfera.
La erupción ocurrió en dos fases, la primera más moderada comenzó el 21 de junio y duró solo 16 horas.
[1] La nube de cenizas que expulsó el volcán se elevó por sobre los 8000 metros sobre el cráter, siendo coronada por una gran nube casquete-esférica con frecuentes y luminosas descargas eléctricas.
Este conjunto fue inmediatamente transportado por los vientos llevándose progresivamente hasta alcanzar más de 12.000 metros al ingresar a territorio argentino.
En las cercanías del Volcán el material caído alcanzó tamaños de hasta 45 centímetros.