[1][6] El investigador tinerfeño Pedro Tarquis Rodríguez se refirió a esta erupción y sus consecuencias como «la Pompeya canaria».
La erupción arrasó parte de la Villa y por completo su puerto que quedó totalmente cubierto.
A pesar de todo no hubo víctimas mortales, pues la gente pudo resguardarse.
[13] Esta erupción no se cobró pérdidas humanas pero sí que afectó al desarrollo histórico, económico y artístico de Garachico, pues sepultó el antiguo puerto e importantes joyas arquitectónicas del municipio.
Esto provocó que evidentemente se suspendiera el comercio internacional de la villa contribuyendo a su decadencia.