La frase suele atribuírsele a Séneca el Joven, pero no se encuentra en sus escritos.
[1] Una frase similar se encuentra expresada por Cicerón en Filípicas XII.5: Cuiusvis hominis est errare: nullius nisi insipientis, perseverare in errore («Errar es propio de cualquier hombre, pero sólo del ignorante perseverar en el error»).
La primera fuente cristiana que contiene una frase similar es la epístola 57 de Jerónimo de Estridón: Igitur quia et errasse humanum est, et confiteri errorem prudentis[1] («Ya que haber errado es humano y admitir el error es propio de gente prudente»).
Más tarde, Agustín de Hipona en Sermones 164.14 dice: Humanum fuit errare, diabolicum est per animositatem in errore manere[2] («Errar ha sido humano, pero es diabólico permanecer en el error por orgullo»).
El significado es claro: equivocarse es parte de la naturaleza humana; sin embargo, esto no puede ser un factor atenuante para repetir un error, sino un medio para aprender de la experiencia.