Santa Ana se le apareció sobre una gran zarza que misteriosamente no pinchaba y le dijo en la última aparición que la gente de Zucaina construyera una ermita en ese lugar.
La devoción que tienen los lugareños a Santa Ana es muy grande, la cual, según figura en una placa de la ermita, salvó del cólera a la población hacia finales del siglo XIX.
En tal día la presencia de tenderetes, en los que se pueden comprar diversas cosas, es numerosa.
Otra fecha importante, aunque no tan multitudinaria como la anterior, es la del 26 de julio, día de San Joaquín y Santa Ana, en el que se realiza una misa solemne en la ermita y se reparte una torta conocida como la "rebaná" entre todos los asistentes.
En los últimos años se han llevado a cabo trabajos de rehabilitación de su fachada e interior, devolviéndole a la ermita su aspecto original.