Que desde su fundación fue dedicada al Santo franciscano, lo demuestran los cuatro atributos del mismo, que llevan los ángulos de cada una de las lunetas angulares sobre las que descansa la cúpula, que son: el libro de los Evangelios (predicación), la azucena (la pureza), el martillo (contra la herejía), y la mitra (el premio ofrecido al santo por la Iglesia).
Al pie de la capilla, sobre parte del actual atrio exterior, estaba el piso del llamado coro, al que se subía por la escalera junto a la puerta de entrada.
En él, una ventana con eje daba luz del exterior, y otra más pequeña, para la campana de llamar al culto.
Lleva esta capilla atrio exterior abierto y rectangular a lo largo de la fachada, con dos arcos o pórticos de frente, más uno abierto al pueblo y paisaje, y su opuesto, tapiado hacia la sierra de Espadán.
Desde el mencionado crucero al atrio, está la casa del ermitaño.