Erich Klausener

Luego fue oficial de artillería en Bélgica, Francia y en el Frente Oriental, en la Primera Guerra Mundial.El discurso, aunque moderado en su tono, criticó la violencia y represión desatada desde que Hitler se convirtiera en canciller.Su airada crítica a la represión hitleriana fue vista por los nacionalsocialistas como un desafío abierto.[1]​ Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se erigió un monumento a Klausener en Berlín y desde 1963 sus cenizas están enterradas en la iglesia católica Maria Regina Martyrum, en homenaje a los mártires de la era nazi.Mientras autores como Guenter Lewy han expresado críticas a dicho Papa por no intervenir con más fuerza en el caso, otros autores como Joseph Bottum y David G. Dalin han hecho una valoración más positiva de la actitud de Pío XII ante estos hechos.