[1] El género Erebia hace referencia a Erebo, hijo del Caos según la mitología griega; que evoca oscuridad y tinieblas.
Se pueden encontrar por toda la región holártica (Eurasia y América del Norte) asociadas, por lo general, a tierras de elevada altitud (montañas y mesetas) o de alta latitud, como la tundra ártica.
[4] El género Erebia suele mostrar muchas variaciones fenotípicas intraespecíficas en el tamaño del ala y su patrón, dando lugar así a un número considerable de subespecies.
Sin embargo, se han detectado cuellos de botella en las tres poblaciones y podrían haber invertido el patrón.
[7] En su tesis, Vila (2004)[7] propone que diversas poblaciones buscaron refugio en las tierras bajas, desde donde ascendieron hasta sus ubicaciones actuales cuando las condiciones climáticas eran lo suficientemente cálidas.
Una vez aisladas, una primera etapa de diferenciación fue causada por la deriva genética en las poblaciones separadas.
[9][10] Esta especie se encuentra en altitudes superiores a los 1.000 metros, ya que, cuando el hielo retrocedió tras las glaciaciones del Pleistoceno, estas mariposas típicas de los hábitats de la tundra, fueron relegadas a las cadenas montañosas.
En cambio, la hembra es más clara, presentando en el anverso del ala anterior normalmente dos ocelos grandes y otro u otros pequeños (hay ejemplares con multitud de ocelos); su reverso es más claro, habitualmente con una banda blanquecina en el ala posterior.
La crisálida es de color verdoso o marrón claro con líneas rojizas, colocada en el suelo.
Los datos COI con las posiciones del tercer codón dieron un árbol de consenso sin resolver en los nodos más profundos, pero la eliminación del tercer nodo produjo un árbol de consenso más resuelto aunque no coincidió con la taxonomía actual.
Su estudio también sugirió que el número de subfamilias actualmente reconocidas en Nymphalidae eran demasiado pocas.
[9] Pasan el invierno en forma de oruga entre la hierba y la metamorfosis suele ser un proceso rápido en primavera.
[12] Como plantas nutricias se han citado gramíneas como Poa alpina, P. trivialis, P. annua, Festuca rubra y F.
Así pues, cabe destacar que sus poblaciones son muy vulnerables a las alteraciones provocadas por el cambio climático.