En anatomía, el epiplón, también llamado omento o redaño, es un pliegue bilaminar del peritoneo situado en el abdomen.
Se extiende desde el estómago y la porción proximal de duodeno hasta órganos adyacentes de la cavidad abdominal.
[3] En anatomía humana se distinguen dos redaños: Los epiplones forman parte del peritoneo y tienen la función de fijar las vísceras abdominales y aportarles riego sanguíneo, sin embargo no son órganos vitales y pueden extirparse mediante cirugía sin graves repercusiones.
Cuentan además con funciones inmunológicas que juegan un papel muy importante para combatir las infecciones en el interior del abdomen y poseen capacidad angiogénica, es decir pueden inducir la formación de nuevos vasos sanguíneos en sus proximidades cuando se produce una isquemia, gracias a la producción del factor de crecimiento de los fibroblastos (FGF) y el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF).
Recibe este nombre un espacio cerrado situado detrás del estómago y limitado por el hígado, el epiplón menor, el diafragma, la parte posterior del estómago, el epiplón mayor y el epiplón gastroesplénico.