Este cambio, denominado en Japón kōreikashakai (高齢化社会),[3] habrá tenido lugar en un período de tiempo más corto que en cualquier otro país.
A pesar de todo, no es una proporción alta, por ejemplo, Uganda tiene 1,3 dependientes por trabajador.
La creciente población de gente anciana también ha tenido un impacto en los gastos del gobierno.
[7] Reconociendo la baja probabilidad de que un anciano residiere con un joven adulto y la alta probabilidad de que una hija o nuera participare en la fuerza laboral pagada, el gobierno el gobierno estableció facilidades para los ancianos de tener acceso a residencias y guarderías para los más ancianos, y programas de salud en el hogar.
Las vidas más largas están alterando las relaciones entre los cónyuges a través de las generaciones, creando nuevas responsabilidades para el gobierno, y prácticamente cambiando todos los aspectos de la vida social.
[8] Japón ha seguido experimentando una tasa de nacimiento que sigue bajando según entró en el siglo XXI.
[10] Japón necesitaría hacer crecer su fuerza laboral y su producción industrial para ayudar a su población envejecida.
Japón está contrarrestando estos problemas demográficos desarrollando leyes para mantener a toda la población posible en la fuerza de trabajo.
El gobierno ha identificado brechas entre las proyecciones demográficas y las aspiraciones de sus ciudadanos.