Antiguamente, las madres y comadronas tenían la responsabilidad de la salud de los niños, hasta que en el siglo XV, se comienzan a tomar en cuenta para dar origen a la especialidad misma, que para el siglo XX se convierte en una disciplina científica.
Sin embargo, los avances médicos egipcios y griegos no contemplan la necesidad de atender a los niños.
A finales del siglo XVI, aparecen los primeros tratados materno-infantiles realizados por médicos, con ideas de Hipócrates.
Tal vez, ocasionado por los escritos de Juan Jacobo Rousseau y Juan Enrique Pestalozzi para educar al niño según sus características psicológicas y físicas, donde la salud de estos es importante para lograr una formación completa del futuro "ciudadano”.
Para realizar su papel el enfermero o enfermera pediátrica debe tener una serie de conocimientos, entre los que no pueden faltar los siguientes:[1] Además, para el ejercicio de su profesión debe identificar sus objetivos y sus necesidades y planificar sus actividades del mejor modo posible para resolver los problemas que surjan.