En un primer momento los síntomas que se observan son inespecíficos, como puede ser el descenso de la producción láctea y del índice de conversión cárnica, y según evoluciona la lesión que se produce en el intestino se puede ver un deterioro general del animal con mal aspecto del pelo, adelgazamiento progresivo y aparición de una diarrea inicialmente intermitente que evoluciona a continua.
En las fases finales de la enfermedad se observa un edema submandibular muy característico.
Esto parece estar relacionado con el tejido linfoide que en los animales más jóvenes recubre todo el intestino delgado y que según aumenta la edad se va retrayendo hasta limitarse a unas pequeñas «islas» denominadas Placas de Peyer.
En consecuencia la vacunación sólo ha sido aprobada a nivel estatal en unos pocos rebaños incluidos en programas piloto y proyectos de investigación, siempre respaldados por la Autoridades Sanitarias Locales, y en los que se ha solventado este problema con éxito mediante la IDR comparada (PPDbovina-PPDaviar).
Por sí sola esta estrategia presenta resultados a muy largo plazo, pero es básica para optimizar el rendimiento de las otras dos (saneamiento y vacunación).
En cuanto al Saneamiento, se puede decir que es la estrategia más extendida.