Energía termoeléctrica

Desde la antigüedad, el ser humano ha necesitado generar energía térmica para cubrir sus necesidades de abrigo, alimentación, iluminación, fabricación de herramientas y también para resolver todos aquellos problemas que no puede afrontar con el solo uso de su fuerza física, como accionar medios transparentes, maquinarias, armamento, etc.

Uno de los usos más rentables del sol se da en las plantas termosolares.

Mediante la radiación solar se calienta un aceite especial de origen sintético hasta alcanzar los 400 °C.

Esa agua se evapora y pasa a unas turbinas cuyo movimiento produce la energía eléctrica.

El proceso para empezar a producir la energía es siempre el mismo sea invierno o verano.

Si un día llueve lo normal sería que ese día no se produjera, pero la mayoría de las plantas termosolares llevan lo que se denomina “almacenamiento de sales”.