Encarnación (cristianismo)

Encarnación (del latín incarnatio, de incarnatum, incarnare) es para los cristianos el momento en que el Verbo de Dios[1]​ como Dios Hijo se encarnó en Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo, asumiendo la naturaleza humana en el seno de la Virgen María, en obediencia a Dios Padre para reconciliar a la humanidad perdida por el pecado.

Según la doctrina cristiana, la única Persona de Jesucristo tiene dos voluntades, dos inteligencias y dos naturalezas: la humana y la divina.

[2]​ El Concilio de Calcedonia convocado en el año 451, en la carta dogmática del papa León I, así, declara que después de la Encarnación, lo que era propio de cada naturaleza y sustancia en Cristo permaneció intacto y ambas se unieron en una sola persona, pero de manera que cada naturaleza actuaba de acuerdo a sus propias cualidades y características.

Según Tertuliano[3]​ "el rayo divino, que es el Verbo o el Logos, descendió a una virgen, tomó carne en su seno y nació, hombre y Dios a la vez".

El Catecismo de Iglesia católica señala que la Iglesia llama "Encarnación" al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación, reconociendo que el Hijo de Dios Todopoderoso vino a habitar con los hombres.

Icono de la Encarnación, de Andréi Rubliov .