Siendo diputado a Cortes, al abdicar Amadeo I, votó la República, y vivió exiliado en París después de la Restauración.Fue elegido académico de la Real Academia Española (1919) y al año siguiente publicó su discurso de ingreso, titulado La novela social.[1] Entre otras, escribió las novelas El conde Perico y La olla grande (1909), donde reflejó la vida política y económica de la época.Muy interesantes resultan sus memorias, publicadas en seis tomos bajo el título genérico de Mis primeros ochenta años (1925-1934), donde lo personal es más escaso que las anécdotas curiosas y los acontecimientos literarios que describe, y hace desfilar a personajes como Emilio Castelar, Leopoldo Alas o Ramón de Campoamor.Publicó aparte las novelas Clara Porcia, Dudas tremendas, El aderezo de esmeraldas, La pasión villana, La huella del pecado, El corregidor de Almagro, El equilibrista, El loro mudo, El ilustre Marguindoy, El placer del peligro, La canción del sauce y otras muchas, y agrupó sus relatos en el libro La derrota de Mañara.