Según Huntington, los grandes centros ciclónicos se han ido desplazando de tiempo en tiempo.
Para evitar confusiones, éstas tormentas de las cuales habla Huntington, no son las tormentas o ciclones tropicales, ya que estas últimas se deben al ascenso de las masas de aire caliente, las que, al enfriarse, se condensan, sobresaturan, y producen lluvia.
Y en el mar, donde se juntan la corriente marítima ecuatorial, con la fría que baja de los polos.
Y todo eso influye poderosamente en la vitalidad del organismo humano, dice Huntington.
Además crea una temperatura agradable, la tierra está húmeda, las plantas frescas y perfumadas, todo huele a yerba lozana y a tierra mojada... total, dan intensas ganas de vivir... (Huntington, 1940).