Se casó en secreto con un primo segundo, Alexander Blackwell, médico y economista escocés.
Fue acusado de desobedecer las estrictas reglas del oficio y multado severamente viéndose obligado a cerrar la tienda.
Debido a los derroches de su marido y las multas que le impusieron, la pareja estaba totalmente endeudada.
Se enteró de que se necesitaba una farmacopea para mostrar y describir plantas exóticas del Nuevo Mundo y decidió que podía ilustrarla mientras Alexander, dados sus conocimientos médicos, podría escribir las descripciones.
Cuando terminaba los dibujos los llevaba a la cárcel donde él les ponía los nombres en latín, griego, italiano, español, holandés y alemán.