Elegía a la muerte Guatimocín, mi padre, alias el Globo

En este texto, Ovalles desarrolla sus recuerdos sobre su padre y en torno a la muerte prematura de este, ocurrida en 1944, cuando el poeta contaba apenas con ocho años de edad.

En una columna publicada en el suplemento Verbigracia del diario venezolano El Universal, bajo el título “Caupolicán Ovalles desde la más lejana niñez”, el poeta relató:[1]​ “Podría contar una cosa terrible, mi padre se enamoró de un hermano mío llamado Atahualpa, y lo besó y lo mató a los once meses de nacido, la depresión que le vino a mi padre, por haber besado, haber siquitrillado(sic) la existencia de ese niño llamado Atahualpa, fue lo que le produjo su muerte (…) Yo sé que mi padre logró superar el conflicto de la tuberculosis, nosotros fuimos a la casa del doctor Rivas y nos hizo el examen a los tres, a Guatimocín padre, hijo menor y a mí, y nos dijo: “Los muchachos estuvieron contaminados; Lautaro tiene una huella en el pulmón y Caupolicán tiene una sombra, y en cuanto a ti, Guatimocín, tú eres como los gatos, tienes siete vidas, estás perfecto”.

Evoca el momento de la muerte, exorciza su propio sentimiento de culpa, se arriesga a imaginar conversaciones presentes y recuerda, en tono lúdico, los momentos que compartió con él en vida.

En sus textos poéticos, Ovallesplanteó también aproximaciones metafóricas a la muerte de su padre.

que su muerte fue más que nada por d e s i n f l a m i e n t o se podía decir que el hombre famoso hizo p l o p (y listo pasó a la otra linda vida)” El poemario se puede leer, actualmente, compilado en la antología poética y otros textos En (des) uso de razón,[2]​ editada por la Fundación Caupolicán Ovalles y Rayuela Taller de Ediciones, en 2016.