Los electrodomésticos bi-térmicos más comunes son los lavavajillas y las lavadoras.
La energía térmica proporcionada por el gas natural no ofrece ninguna limitación de uso por potencia demandada.
Los ciclos de funcionamiento del electrodoméstico son más cortos porque el calentamiento por electricidad no suele ser muy rápido (se utiliza relativamente poca potencia, unos 2..3 kW, contra 24 kW de un calentador circulante sencillo), aun en el caso de que el agua caliente no esté a la temperatura requerida por el electrodoméstico, el recalentamiento por la resistencia eléctrica es mejor que el calentamiento completo.
Debido al ahorro energético que suponen, estos electrodomésticos son rentables en plazos más bien cortos.
Aunque son productos sencillos, pueden resultar algo más caros que los tradicionales.