Las elecciones coincidieron con las elecciones municipales en todos los municipios de Escocia, así como con las elecciones a la Asamblea Nacional de Gales y elecciones municipales en diversas villas y ciudades de Inglaterra y Gales.
El Partido Laborista fue la fuerza más votada consiguiendo 50 escaños, seguida por el Partido Nacional Escocés con 27 y los Conservadores con 18 diputados.
Tras las votaciones, el cargo de Ministro Principal de Escocia continuó siendo ostentado por Jack McConnell gracias a la coalición entre Laboristas y Liberal-Demócratas, que con 67 escaños lograron una mayoría suficiente para continuar con el gobierno.
Los resultados también mostraron un aumento en el apoyo a los "partidos minoritarios", como lo son el Partido Verde Escocés y el Partido Socialista Escocés (SSP), además de una pérdida de las preferencias electorales por parte de dos de los partidos mayoritarios: el Laborista y el Nacional Escocés (SNP).
Por otro lado, los partidos Conservador y los Liberal-Demócratas mantuvieron un porcentaje de votación similar respecto a las elecciones de 1999 y conservaron el mismo número de representantes que habían conseguido en ese proceso electoral.