Esta fue la octava elección legislativa en la historia de Kazajistán desde su independencia, aunque muchos observadores internacionales consideran que ninguna de las elecciones desde ese período ha sido libre o justa.
A pesar de algunas expectativas, los otros partidos participantes progubernamentales no lograron alcanzar el umbral electoral del 7%, por lo que no pudieron ingresar al Parlamento.
Varios grupos de oposición llamaron al boicot y a las protestas alegando falta de apertura y equidad, mientras que otros grupos alentaron a votar tácticamente por el Ak Zhol para restar el poderío de Nur Otan.
Sin embargo, la elección legislativa registró una participación electoral del 63,3%, lo que la convierte en la menor desde 1999.
La campaña se centró en temas como las reformas promulgadas por el presidente Tokayev, las dificultades económicas causadas por la pandemia de COVID-19, los problemas sociales, la venta de tierras y el sector agrícola.