[2] El resultado fue una victoria aplastante y casi unánime para el Frente de Salvación Nacional (FSN), grupo político que había dirigido la revolución contra Ceaușescu.
Capturados en Târgovişte, fueron enjuiciados por un tribunal militar creado ex profeso bajo los cargos de genocidio, daños a la economía nacional y abuso del poder para ejecutar acciones militares contra el pueblo rumano.
El número de heridos llegó a 3352, de los que 1107 corresponden al período en que Ceauşescu aún detentaba el poder, y los restantes 2245 corresponden al período posterior a la toma del poder por parte del FSN.
Inicialmente, el FSN había acordado disolverse y no presentar candidatos en las elecciones, bajo la alegatoria de que se trataba de un movimiento político cuya única finalidad (derrocar al gobierno comunista) ya había sido lograda y ahora debía dar paso a la democracia.
[7] Se considera que la campaña fue en gran medida pacífica, salvo algunos brotes de violencia ocasionales.
[12] Al ser considerado un partido atrapalotodo, no tuvo que exponer muchas promesas en cuanto a su programa político y económico, siendo únicamente la obvia transición hacia una democracia liberal y una economía de mercado su bandera principal.
[11] Solo hubo tres candidatos a la presidencia, Ion Iliescu, que ejercía la jefatura de estado provisional del país, se presentó como candidato independiente, aunque era apoyado por el Frente de Salvación Nacional, lo que garantizaba su victoria desde el principio.