El Partido Democrático Libre (FDP), en coalición con la Unión desde 1949, también sufrió un declive y obtuvo el 9.54% de los votos, perdiendo 4 bancas.
Varios partidos estatales y minoritarios, junto con el KPD, se vieron diezmados por la institución de la cláusula del cinco por ciento, que ayudó a su vez a polarizar los comicios entre socialdemócratas y demócratacristianos, con los liberales como tercera fuerza definitoria, generando el bipartidismo que ha regido la política alemana con pocas variaciones desde entonces.
El SPD fue el único partido de corte progresista en lograr acceder al legislativo en estas elecciones, aunque lo hizo muy débilmente.
Según un estudio del Berlin Document Center, 129 de los 509 diputados electos fueron alguna vez afiliados al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).
A nivel estatal, los estados que la implementaran podían variar la cantidad de mandatos directos requeridos.
No se opuso, en principio, a la presencia militar de los Estados Unidos en Europa Occidental.
Efectivamente, las nuevas cláusulas a la ley electoral depuraron a una gran cantidad de partidos minoritarios que habían logrado la representación en los anteriores comicios, generando un legislativo aún sin mayoría pero mucho más homogéneo, con tan solo tres fuerzas superando los 50 escaños.
Con respecto al voto popular, las cláusulas restrictivas parecieron lograr que el electorado se polarizara entre la Unión y el Partido Socialdemócrata, logrando ambos el 74.01% de los votos los dos juntos, la primera ocasión en la historia electoral alemana en la que dos fuerzas políticas capitalizaban juntas dos tercios de los sufragios.
El Partido Democrático Libre, aunque experimentó un revés, continuó gozando de su papel definitorio dentro del Bundestag como tercera fuerza, reuniendo el 9.54%.