El sacrificio de Isaac es una obra del pintor holandés Rembrandt.
Se exhibe actualmente en el Museo del Hermitage de San Petersburgo (Rusia).
Trata un tema del Antiguo Testamento que ya había sido reflejado en cuadros precedentes, por ejemplo, por Caravaggio.
La escena representa el momento culminante del episodio bíblico: Dios pidió a Abraham que le sacrificase su único hijo, Isaac como prueba de su fe.
En el momento en el que el viejo va a dar el golpe a su hijo, un ángel enviado por Dios le pide que se detenga; en el cuadro de Rembrandt, el ángel sujeta directamente la mano del viejo para que no aseste el golpe mortal.