Este queda sumamente impresionado y el ruiseñor permanece como favorito.
Durante su vida, Andersen viajó pero no más al este de Copenhague que Atenas y Estambul.
Su experiencia con China se limitó a la moda europea chinoiserie, un estilo decorativo popular desde el siglo XVII al XIX.
Andersen conoció a la cantante de ópera sueca Jenny Lind (1820–1887) en 1840 y experimentó un amor inmediato por la cantante; amor que nunca fue correspondido.
Lind prefería una relación platónica con Andersen y le escribió en 1844: «Dios bendiga y proteja a mi hermano es el sincero deseo de su afectuosa hermana».
"El ruiseñor" de Andersen se considera un tributo a la cantante.
[6][7] Andersen en su autobiografía La verdadera historia de mi vida, publicada en 1847, escribió:
[4] Aunque pueda parecer extraño, la historia del ruiseñor se hizo realidad para Jenny Lind en 1848-1849, cuando se enamoró del compositor polaco Frédéric Chopin (1810-1849).
Sus cartas revelan que se sentía «mejor» cuando Jenny cantaba para él.