El pozo amargo (leyenda)

Según el texto de Pablo Gamarra, recogido en la antología de Luis Moreno Nieto, la leyenda habla sobre dos jóvenes enamorados de la ciudad de Toledo: don Fernando, un caballero cristiano; y Raquel, una hebrea hija del potentado israelita Leví, que habitaba el palacio en cuyos jardines se encontraba el pozo que da nombre a la historia.

Subía la tapia de los jardines y se reunía con su amada, pero su amor estaba prohibido.

Una noche, tras haberlos descubierto, Leví decidió actuar en consecuencia; asesinó a Fernando clavándole un puñal por la espalda que le atravesó el corazón.

No se ganaría el nombre de pozo amargo hasta el año 1162, época en torno a la que está inspirada la leyenda.

En realidad y al igual que la mayor parte de los acuíferos subterráneos toledanos, las aguas del pozo amargo son salobres, así que no eran potables y se utilizaban para otros fines como suministrar agua a los baños.

Se trata de una imagen del pozo amargo, el mismo en que está basada la leyenda.
Imagen del pozo en torno al que transcurre la leyenda