El misterio del ataúd griego
Los escritores Dannay y Lee publican en 1932 en la Editorial Stokes de Nueva York "El misterio del ataúd griego", la cuarta de las novelas protagonizadaspor su detective aficionado Ellery Queen, bajo el título “The greek coffin mystery”, volviendo a hacer como en las anteriores un juego de palabras que incluye un gentilicio, pues “greek coffin” puede traducirse como “sarcófago” o literalmente “ataúd griego”.Tras la muerte de Georg Kalkhis, un anciano comerciante griego, internacionalmente conocido como experto coleccionista de obras de arte, su abogado personal descubre que su testamento ha desaparecido y solicita la ayuda del fiscal del distrito.Avergonzado por su embarazoso error, mantiene para sí las deducciones que sigue haciendo durante el caso en el que siguen apareciendo múltiples pistas: restos quemados, pinturas de Leonardo da Vinci con imperceptibles diferencias entre ellas, una gran cantidad de dinero, un nuevo muerto tras una puerta abierta (o quizás cerrada) y, finalmente, un error mecanográfico infinitesimal.Tras diversos finales parciales con sucesivas propuestas de solución, Ellery y su padre tienden una trampa al insospechado culpable.En su prólogo, el habitual amigo anónimo J.J.McC afirma que este fue uno de los primeros casos de Ellery Queen, cuando aún no había logrado cristalizar su método analítico-deductivo, lo cual justifica los humillantes tropiezos en las diversas explicaciones de los crímenes, y que el asunto solamente aparece revelado en forma de novela cuando sus protagonistas ya se han retirado a Italia para descansar “en medio de sus laureles”, dato que la posterior evolución del personaje en las sucesivas novelas de la serie, desmiente totalmente.