Miguel Ángel Merisi apreciaba mucho al homónimo Buonarroti, y en este trabajo hay algunas citas que recuerdan el estilo del famoso escultor florentino.
San Juan y Nicodemo sostienen con esfuerzo el cuerpo de Cristo muerto.
Mientras, detrás, se encuentran la Virgen María en posición de misericordia (brazos en cruz), abrazando toda la escena.
Es en este periodo pictórico es el único donde la Virgen es representada de esta manera, ya que desde que pasó este periodo la Virgen siguió y sigue siendo representada con esa idealización.
Caravaggio presenta personajes abatidos, agachados, acuclillados, tumbados o al menos cabizbajos, alejándose así de los modelos estatuarios del Alto Renacimiento.
[3] A diferencia del Jesús posterior a la crucifixión sangriento en las mórbidas representaciones de la pintura española de la época, los Cristos italianos mueren por lo general sin sangre, y se desploman en una manifestación geométricamente desafiante.
María de Cleofás, por su parte, gesticula mirando al Cielo y abre las manos, con lo que se agudiza la tensión.
[1] En cierto sentido, eso era el mensaje de Cristo: Dios viene a la tierra, y la humanidad se reconcilia con los cielos.
En un momento importante a tener en cuenta ya que hace sólo 50 años ha sido el Concilio de Trento y la Iglesia Protestante se extiende progresivamente por Europa.