La fábula del drama se centra en la llegada de un hombre a un pueblo, donde los habitantes lo asesinan por miedo de que éste cumpla la venganza que se les había augurado.
La historia es clara al espectador sin la necesidad de que éste presencie todos los espacios diegéticos en el escenario, ya que los personajes narran los acontecimientos pasados, función común en el personaje de Gladys.
El espacio escénico queda constantemente dividido para una representación simultánea de lo ocurrido.
Las didascalias explícitas se particularizan por ser demasiado poéticas y hacer menciones innecesarias para la representación, como en el caso de los nombres o las referencias a los personajes, pues sólo tienen sentido al ser leídas.
Otro asunto notable es la presencia de diálogos en las didascalias explícitas, como si se buscara darle más importancia a la lectura para su puesta en escena.