En su apogeo había tres almacenes, el más grande llevaba el nombre del pueblo, era parada de carretas.
La suerte cambió, tras la clausura en 1977 y posterior levantamiento, el pueblo que supo tener 1000 habitantes en la bella pradera del partido de Coronel Pringles sufrió el éxodo de casi todos sus pobladores.
Para acelerar la desaparición del pueblo las casas vacías fueron a remate al poco tiempo y la nueva tecnología agrícola alejó las multitudes que venían para la cosecha a las estancias vecinas.
Aun se mantiene en pie también la estación y la escuela rural que cuenta con alrededor de 10 alumnos.
Es un importante destino para el senderismo y el turismo rural que busca lugares históticos.