Originalmente, Revueltas consideró el titulo Las huellas habitadas, pero al final se inclinó por el definitivo El luto humano.
Por participar en esta actividad, Revueltas fue enviado a la prisión en Islas Marías hasta recibir el indulto del presidente Lázaro Cárdenas en 1935.
Úrsulo tiene que salir en busca del cura y atravesar un río desbordado para encontrarlo en medio de una terrible tormenta.
El narrador explica que el lugar solía ser un páramo casi deshabitado con un río de agua turbia y escasa.
Tras la revolución meixcana, en específico durante el Maximato, se construyó una presa y un sistema de irrigación.
Reconstruyendo el clima de optimismo ante estos proyectos y la transformación del territorio que prometían, Revueltas describela presa como una bella estatua.
[3] La presa se cuartea al cabo de unos años y la gente abandona el pueblo.
Esos hombres, profundamente reunidos en torno de la bandera roja, no se mueven.