El árbol de los pájaros

La trama es arquitectónica, nace de las relaciones entre la música y la casa en que se toca.

"Si nos alejamos de la flauta, la escucharemos atenuada y cada vez más mezclada a un conjunto instrumental.

[1]​ "... plasmar obras de esta magnitud, con conceptos cotidianos (...) dejando imaginar y armar al público la obra como mejor tenga a bien".

Durante los ensayos en Cuenca fueron requeridos cuatro asistentes de dirección ... Es una obra "que debe ser ejecutada en un edificio con muchos cuartos que permitan a la audiencia escuchar diferentes grupos mientras deambulan de un cuarto a otro".

[5]​ Por fuera, el edificio contará con amplificación que permita oír las masas sonoras en movimiento durante los dos desarrollos.

Los músicos-pájaros, vestidos de frac, entre tanto siguen repitiendo sus piezas ... "Una creación en la que el público es un oyente activo, en la que puede deambular y quedarse quieto, escoger sonidos y armar su propio concierto, pues las infinitas melodías se prestan para ello".

Rodas compuso cinco piezas para tres trompetas que proveen el material para los paseos.

(30-35 minutos) Termina esta sección musical con la visita a uno de los espacios grandes en el cual se interpreta la música electroacústica pura denominada Bestiario en la cual los instrumentos de la orquesta son caricaturizados musicalmente en ocho piezas electroacústicas.

Bestiario, como todas las piezas musicales de esta sección continuará siendo ejecutado durante el segundo laberinto.

Los otros son las músicas grabadas de Tutti frutti (alfa) y Finale (omega).

En Cuenca, Bestiario se presentó visualmente con dos videos para cinco pantallas por miembros de Ñukanchik People.

En ambas animaciones había diálogos y construcciones que se elaboraban entre todas las pantallas.

Ya sin las trompetas, el público deambula a su antojo por los diferentes espacios en los que puede escuchar uno, dos o veinte y siete instrumentos.

La gente ha aprendido a aprovechar la obra y por ello sus posibilidades de movimiento son mayores.

Forma abierta en el interior de construcción sólida ... los laberintos son llamados así en honor al poeta ecuatoriano Efraín Jara Idrovo, cuya influencia es para Rodas determinante.

Hay en esta parte solos para fagot, clarinete bajo, piano, electroacústica y video, timbales, violín, viola, trompeta píccolo, contrabajo, xilófono, flauta, tuba ... se incluye el pianista, quien tocará Tutti frutti pero esta vez solo, sin electroacústica.

"El compositor Arturo Rodas convirtió al Centro Cultural Metropolitano en una casa que canta.

"[8]​ Esta ópera tiene la posibilidad de ser "puesta en escena" en un sitio internet dedicado a ella.