Se encuentra en el Museo del Louvre, en París (Francia).
Némesis, la diosa de la venganza, castigó a Narciso haciendo que se enamorara de su propia imagen reflejada en un gran lago, consumiéndose de amor hacia sí mismo.
Allí donde murió, brotó la flor azafranada que lleva su nombre: Narcissus.
[1] Poussin refleja esta leyenda situando a tres personajes en un paisaje idílico: en primer término, Narciso, detrás Eros y sentada sobre una roca, Eco.
Eco, recostada sobre una roca, resulta «una aparición elegíaca e inmaterial».