La primera visualización documentada del tránsito de un eco en cadena ocurrió el 9 de abril de 1953 (71 años) por el "Illinois State Water Survey", durante las etapas preparatorias de tests preliminares sobre las habilidades del radar para detectar y medir intensidades pluviales.
Los ecos en cadena no siempre se configuran obvios.
UU., las tormentas tienden a producir pesadas lluvias que coinciden con la máxima precipitación (acrónimo en inglés HP) en la supercelda y disipa u oscurece la forma en cadena.
Las superceldas HP suelen aparecer con una forma arriñonada.
La utilización de los sistemas de radar doppler como NEXRAD permiten detectar tornados aunque no se presenten ecos en cadena.