La frase se originó en los Estados Unidos durante el periodo de la esclavitud, en una situación en la que los afrodescendientes tenían vedado el acceso a toda educación, incluso a la simple alfabetización.
Cuando un esclavo aprendía o le enseñaban a leer, adquiría la obligación de enseñar a otro, siendo tal el origen del dicho Each one teach one 'cada uno enseña al siguiente'; Muchos de los presos políticos de Robben Island (Sudáfrica) durante el apartheid (1948-1991) eran personas analfabetas.
Sus comunicaciones por correo estaban bajo férrea censura y se les escatimaba todo material de lectura.
Durante la primera mitad del siglo XX, este dicho se aplicó a la obra de un misionero cristiano llamado Frank Laubach, que se valió de esta idea para combatir la pobreza y el analfabetismo en Filipinas.
Varias fuentes citan al Dr. Laubach como inventor de la frase, pero muchos otros creen que simplemente la adoptó como herramienta para combatir el analfabetismo.