Su participación política en ese momento, así como sus otras conexiones con la extrema derecha, fueron criticadas con frecuencia después de la Segunda Guerra Mundial (incluso por él mismo).
Su novela Maytreya (1936), en la que relataba su desastrosa historia con la hija de Dasgupta, le dio a conocer como un joven valor literario rumano.
En la India, estudió el yoga y leyó directamente en sánscrito textos clásicos del hinduismo que no habían sido traducidos a lenguas occidentales.
Eliade nunca se arrepintió públicamente de este antijudaísmo, cosa que sí hicieron Emile Cioran o Eugene Ionesco.
[3] Eliade sabía hebreo, colaboró con el especialista en la cábala Gershom Scholem y tuvo entre sus mejores amigos a Mihail Sebastian, judío.
Siempre, sin embargo, estuvo cruzada por el accionar político del autor diferenciando un abanico de lecturas en torno a su producción.
La vasta obra de Eliade comprende varias categorías: científica, literaria, ensayos, diarios, autobiografías y artículos periodísticos.
Eliade es conocido por su intento de encontrar paralelismos y unidades transculturales amplias en la religión, particularmente en los mitos.
Las teorías de Eliade describen básicamente cómo este homo religiosus vería el mundo.
[11] Esto no significa que todos los practicantes religiosos realmente piensen y actúen como homo religiosus.
[14] Desde la perspectiva del pensamiento religioso, afirma Eliade, las hierofanías dan estructura y orientación al mundo, estableciendo un orden sagrado.
[15] De esta manera, el espacio profano no le brinda al ser humano ningún patrón para su comportamiento.
[17] Eliade señala que, en las sociedades tradicionales, el mito representa la verdad absoluta acerca del tiempo primordial.