Es posiblemente el instrumento más ampliamente usado en la cultura budista del Tíbet.
Se le utiliza comúnmente en pares o grupos mayores, y su sonido suele compararse al barritar de los elefantes.
Su longitud es variable, pudiendo alcanzar los 7 metros.
La superficie está cubierta en su totalidad por relieves o tallados con motivos abstractos y fito-zoomorfos.
Tsultrim Allione describe el sonido del dungchen de la siguiente manera: