Sin blanca en París y Londres

Ya puede comer, pero el trabajo es tan extenuante seis días a la semana ("diecisiete horas y media casi sin descanso.Hasta las cinco de la tarde no teníamos tiempo de sentarnos un rato, e incluso entonces el único sitio disponible era el cubo de la basura") que ya casi no duerme (en los recintos colectivos donde se acoge a los vagabundos todos tienen tos crónica y e incontinencia, lo que los obliga a levantarse una y otra vez, y no se puede dormir ni una hora completa) ni puede pensar con claridad.Describe además a sus pintorescos compañeros vagabundos, por ejemplo a Bozo, un bohemio artista callejero y se hace amigo de Boris, un ex soldado ruso cojo y muerto de hambre...Siempre se come lo mismo: las sempiternas dos rebanadas de pan con margarina y té.Entabla amistad con el vagabundo irlandés Paddy Jaques, que echa la culpa del paro a los extranjeros.