Creció con la dificultad de las relaciones con su familia y se dedicó al robo.
En 1975, fue arrestado por hurto y, en 1976, entró en la prisión, de la cual escapó meses después.
Tan solo pasaría una semana antes de que volviera a matar.
Tres días después, el asesino entró en casa de Bruno Solari, asesinando a él y a su mujer Maria Luigia Pitto (después de robar su apartamento).
Poco a poco empezaron a conocerse más detalles del criminal, gracias principalmente al testimonio de Lorena que fue capaz de dar detalles sobre el Mercedes negro conducido por el asesino y confeccionar un retrato robot del "Monstruo".
Dos días después, pondría fin a la vida de otra prostituta, Kristina Valla, y el 18 de abril mató a Maria Angela Rubino en el tren entre Génova y Ventimiglia.
Algunos sospechosos fueron retenidos y se tuvo bajo vigilancia dos coches que coincidían con la descripción dada por Lorena.
Bilancia, con total frialdad, relató con detalle cómo había matado a todas y cada una de sus víctimas.