[9] Ante una corrida bancaria instauró una medida conocida como Corralito, que limitaba los retiros de efectivo.
En 1970, a los veinticuatro años fue nombrado Director del Banco de Córdoba y luego su vicepresidente.
Al producirse una devaluación importante las deudas se vieron reducidas en términos reales.
Impulsó la Ley de convertibilidad, que estableció un nuevo régimen cambiario, fijando el tipo de cambio en 10 000 australes igual a un dólar estadounidense, y luego, en 1992, en un peso igual a un dólar estadounidense.
Dispuso que el 100 % de los billetes y monedas en circulación estuvieran respaldados por reservas en divisas del Banco Central, al cual se obligaba a comprar o vender la cantidad de divisas que el mercado solicitara.
También prohibió que el Estado emitiera moneda para cubrir sus gastos, y la indexación de los contratos en pesos.
El plan consistió en que el Banco Central debía mantener reservas en dólares por un valor mayor o igual a la base monetaria y mantener la equivalencia del peso de Argentina con el dólar estadounidense.
[30] Para reducir el déficit fiscal, Cavallo realizó ajustes en el Estado e impulsó la privatización de las empresas públicas deficitarias.
[33] El aumento del desempleo contribuyó años más tarde a medidas de flexibilización laboral.
En esta etapa, el país llegó a tener tres años consecutivos de déficit comercial.
[35] En 1996, después de que Cavallo denunciara hechos de corrupción que rozaban al gobierno e involucraban al empresario Alfredo Yabrán, el presidente Menem le pidió la renuncia y nombró en su lugar a Roque Fernández.
En este contexto, Cavallo fue llamado una vez más a ponerse al frente Ministerio de Economía.
[9] El peso de la deuda externa ahogaba al gobierno y aumentaba el déficit fiscal.
[40] Cavallo inició su gestión prometiendo un crecimiento anual del 5 %, rebajar impuestos distorsivos y reanimar la industria, en lo que se presentó como «Planes de Competitividad»;[41] aprobó el impuesto a las operaciones bancarias y se efectuaron delegaciones de atribuciones del poder legislativo en el poder ejecutivo.
[44][45] La resistencia al ajuste diseñado por Cavallo por parte del Congreso fue muy grande, incluso dentro del radicalismo en los sectores adherentes al alfonsinismo, pero De la Rúa lo apoyó y argumentó que «si no hay arreglo, llega el caos» que el ajuste debía hacerse sin demoras.
[46] Eso tampoco ayudó, y el continuo ajuste contraía más la economía en el marco de un contexto de recesión regional y global, que tampoco ayudaba a la Argentina a crecer.
Se aprobó el impuesto a las operaciones bancarias, un recorte del 13 % en haberes previsionales que afectaron a 533 401 jubilados, recortes del 13 % sobre el salario de empleados estatales, y se emitió deuda por 3000 millones.
Para frenarlos, Domingo Cavallo impuso restricciones que implicaban el congelamiento de los fondos depositados en los bancos, medida conocida como el «corralito».
[54] El corralito fue muy impopular y perjudicó todavía más a numerosos sectores de la economía argentina.
[55] El FMI, mientras, se negó a enviar 1260 millones con los que se había comprometido a colaborar en el marco del préstamo conocido como «Blindaje», argumentando que la Argentina no habría cumplido sus compromisos de «déficit cero».
[71] En el 2015 fue condenado a tres años y seis meses de prisión e inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos.
[73] En 2013, la justicia rechazó el pedido del exministro de Economía para cerrar una causa en la que está imputado por la venta a precio vil del predio ferial de Palermo en 1991 a la Sociedad Rural.
Los camaristas Horacio Cattani y Eduardo Farah ratificaron un fallo de primera instancia del juez Sergio Torres.
En síntesis, el tribunal consideró que la fecha para contar los plazos de la prescripción no debe tomarse desde la venta del predio sino desde 1999.
El delito que se le imputa contempla una pena máxima de diez años.
[77] Desde 2013 se encuentra imputado, junto a los ex intendentes porteños Carlos Grosso y Saúl Bouer, en una causa por haber vendido una plaza, frente a la terminal de trenes de la línea Mitre, sin la desafectación al “patrimonio del Estado” y por un valor muy inferior al del mercado.