Fue descubierto en 1947 por Domingo Fernández de Medrano y excavado por él mismo al año siguiente.
El dolmen llegó a albergar hasta ciento treinta y cinco cadáveres.
Entre los restos de cerámica destacan piezas campaniformes y cordadas.
[1] La el uso del monumento tiene dos periodo bien diferenciados, un primer periodo desde su fundación hasta el colapso del mismo y el segundo periodo desde la modificación realizada en la cámara, la a amortización del corredor y su utilización como dolmen simple hasta su abandono definitivo.
Tanto la superficie decorada como los bordes no parecen haber sido preparados previamente, en la superficie decorada hay un resalte, de apariencia natural, que rompe la uniformidad de la misma que puede haberse integrado en conjunto iconográfico.
Se identifican tres motivos, en la parte inferior hay grabadas cinco líneas divergentes que conforman un motivo acampanado que fueron rabadas mediante percusión realizando surcos profundos de una anchura de entre 4 y 20 mm que pueden ser interpretadas como la representación de una mano.
En la parte de izquierda y asociadas al borde del resalte hay varias pequeñas concavidades.
Una hipótesis probable es que la estela fue realizada en el contexto de alguna de las reformas que se realizó en el monumento, en las que se habilitara un nuevo acceso a la cámara dolménica por su parte este y se cerrara el corredor, como quedó constatado durante las excavaciones, que se apoya también en las fechas de inhumaciones realizadas observándose un aumento significativo a partir de 4460-4450 cal bp.
[3] La segunda, entre 2014 y 2015, se encargó a una empresa de construcción no especializada en restauraciones.
Esta segunda fase de la restauración ha sido criticada por los participantes en la excavación y estudio del monumento, ya que afirman que no se han atendido sus indicaciones y que no se pudieron determinar las dimensiones reales del mismo al no permitírseles finalizar la intervención en el túmulo.