Existe una alternativa menos frecuente, según la cual la página entera se dobla en dos, en paralelo a la encuadernación.
Según sus partidarios, esta alternativa permite dañar menos el papel.
Esta práctica, que es una alternativa al marcapáginas, tiene algunas ventajas.
Es permanente, y al contrario que el marcapáginas, no se puede caer.
Sin embargo, incluso desdoblado, el doblez deja una marca: no debe utilizarse para los libros de bibliotecas o libros históricos de gran valor.