Al igual que un CD-RW, puede ser utilizado tanto para almacenar datos informáticos como pistas de audio.
Esto provoca una demora en la escritura tres veces superior a la lectura, pero hace que los discos sean sumamente seguros, a diferencia de los CD-R o DVD-R en los que los datos son escritos sin ninguna verificación.
Si no hay presente ningún flujo magnético intenso cuando el material alcanza la temperatura de Curie, su estructura cristalina se relaja y normaliza, produciendo el borrado de la información existente en ese punto.
Los ordenadores NeXT fueron los primeros en ofrecer de serie esta tecnología, pero Canon la proporcionó a otros fabricantes.
Cada ciclo de escritura requiere una pasada del láser para borrar la superficie, y otra para que el imán escriba la información.
Esto permitía que sólo tuvieran que usar un soporte leído por las unidades de ambos (normalmente la imprenta se actualizaba con más frecuencia para poder abarcar más clientes) y el precio era asequible para las pequeñas empresas e incluso los particulares.
Este aumento en seis veces se debió a una nueva técnica: a diferencia de los MiniDisc normales, los de gran capacidad poseen pistas más finas que, al ser leídas, se redimensionan hasta alcanzar un tamaño legible.