El gobierno laborista inglés de la época había proyectado construir dirigibles para hacer la ruta imperial Londres-El Cairo-Bombay-Australia-Canadá-Nueva York-Londres.
A toda máquina y buenas condiciones de tiempo el R.101 podía lograr 60 nudos.
La estructura empleaba por primera vez el aluminio como material de construcción del esqueleto, por tanto era una innovación tecnológica frente a la madera o el hierro.
Sir Sefton Brancker, director civil de aviación intentó convencer a Thomson de posponer el viaje pues tenía dudas sobre la capacidad operativa del dirigible, sin embargo, no fue escuchado.
El capitán Irwin Colmore tuvo que soltar lastre de agua para poder nivelarlo, para colmo de males el mal tiempo volvió a arreciar, el R.101 se escoró unos grados a babor.
Al cruzar durante la noche, el Canal de la Mancha, el R.101 no podía remontar más altura que unos 150 m sobre las bravas olas en aquel tiempo borrascoso.
Como la lluvia arreciaba el dirigible se tornó aún más pesado pues la tela que supuestamente tenía un tratamiento hidrorepelente se humedeció finalmente contribuyendo al peso muerto de la nave.