Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros

La Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, conocida por sus siglas en inglés como MiFID (Markets in Financial Instruments Directive), introdujo un mercado único y un régimen regulatorio común para los servicios financieros en los 28 Estados miembros de la Unión Europea, y en otros tres estados del Área Económica Europea (Islandia, Noruega, y Liechtenstein).MiFID fue también el más significativo de los instrumentos legislativos introducidos por el procedimiento Lamfalussy, que está diseñado para acelerar la integración de los mercados europeos, basándose en una aproximación a cuatro niveles recomendada por el conocido como el Comité de los Sabios, presidido por el mencionado barón Alexandre Lamfalussy.MiFID, aunque contiene los principios del ‘pasaporte’ europeo, introducido por la Directiva de Servicios Financieros (ISD) anterior, incluye además el principio de armonización máxima, según el cual se establecen reglas comunes que se aplican en todo el territorio de la Comunidad Europea, y se prohíbe que los Estados miembros mantengan o adopten reglas nacionales que contengan un nivel más alto de protección al consumidor, esto es lo que se conoce por el nombre de superequivalencia –superequivalent o gold-plate- (armonización máxima en lugar del concepto de armonización mínima, o reconocimiento mutuo, que era el usado previamente, y según el cual se establecían reglas comunes que se aplicaban en todo el territorio de la Comunidad Europea, pero dejaba a los Estados miembros la posibilidad de mantener o adoptar reglas que prevean un nivel de protección más alto que el contenido en la Directiva).Se pueden encontrar detalles sobre cada categoría en el anexo 1, Secciones A y B de 2004/39/EC.La Directiva MiFID fue transpuesta[2]​ en España y entró en vigor el 1 de noviembre de 2007[3]​ y la CNMV remitió previamente una carta instando a las empresas del sector a que elaborasen un “plan de adaptación” a la MiFID según el impacto que se previera en las organizaciones.Con esta iniciativa la CNMV ha pretendido impulsar, con antelación suficiente, la adopción de medidas que permitan a cada entidad adaptarse a los requisitos de la MiFID.Para que las empresas financieras puedan ofrecer sus productos y servicios en coherencia con el perfil de riesgo y características del cliente, es preciso realizar una segmentación de clientes.