Por lo tanto, la acción de ese Dios queda confinada a los vacíos que la ciencia no puede explicar.
A medida que la ciencia ha encontrado explicaciones a través de la astronomía, la meteorología, la geología, la cosmología y la biología, la "necesidad" de un Dios para explicar dichos fenómenos se ha reducido progresivamente porque le quedan vacíos en el conocimiento cada vez más pequeños.
El término llamó la atención en 1955, cuando fue utilizado en el libro Ciencia y Fé Cristiana por Charles Alfred Coulson donde establece que "No hay 'Dios de los vacíos' en los puntos estratégicos donde la ciencia falla; porque dichos vacíos tienen la inevitable costumbre de hacerse cada vez más pequeños".
A menudo el término Dios de los vacíos se utiliza para referirse a un acto del Dios cristiano para explicar un fenómeno desconocido, y es una variante del término "argumento desde la ignorancia", que podríamos resumir en dos puntos: Un ejemplo de esta clase de argumentos sacado del campo de la biología es el siguiente: "Como la ciencia no puede aclarar cómo empezó la vida exactamente, debe ser un Dios quién creó la vida".
Este ejemplo se utiliza habitualmente en el debate del "diseño inteligente frente a evolución" ya que la vertiente religiosa del diseño inteligente suele utilizarlo para intentar desacreditar la teoría de la evolución por no explicar el origen de la vida.
Bonhoeffer dijo: "...cuán desafortunado es utilizar a Dios para tapar los vacíos de nuestra ignorancia.