En 944, el califa al-Muttaquí se refugió en Raqqa, amenazado por Tuzun, jefe de los mercenarios turcos.
Muhámmad ben Tughŷ le hizo llegar una humilde proposición y suntuosos regalos.
En realidad, este ofrecimiento, similar al de los hamdánidas, tenía por objeto tomar el poder sobre el califato y anexionar Siria.
Al rechazar ambas ofertas, al-Muttaquí se puso en manos de Tuzun, quien le juró tener las mejores intenciones, pero luego lo depuso y mandó que le sacasen los ojos.
En 946, cuando murió Muhámmad ben Tughŷ, sus dos hijos eran demasiado jóvenes para gobernar.